Los lunares o nevus melanociticos son proliferaciones benignas derivadas de melanocitos (células que producen la melanina) muy sensibles a la radiación UV del sol y a los cambios hormonales. Son algo cotidiano, pudiendo ser congénitos (desde el nacimiento) o adquiridos (aparecen a lo largo de la vida) llegando a un numero medio de 35 por persona.
Todos tenemos lunares, pero es muy importante para nuestra salud que los tengamos controlados para observar cualquier cambio. La simetría, borde liso, falta de sintomatología, coloración regular, diametro pequeño (< 6 mm) y buena definición de los mismos son sígnos de benignidad.
LUNARES: CUANDO CONSULTAR
La autoexploración regular nos permitirá percibir cambios a tiempo, pero si deseamos un control efectivo de los lunares debemos consultar con el dermatólogo.
Generalmente se aconseja consultar en caso de que aparezcan lunares nuevos, si hay un cambio en su forma o color, cuando se traumatizan o si sangran espontáneamente, si aumentan de tamaño, son asimétricos o tienen más de un color.
Muchos lunares pueden aumentar su volumen o sufrir cambios con el paso de los años (son lesiones dinámicas) pero esto no necesariamente es indicador de displasia o malignización que deberá valorar el dermatólogo. El melanoma es un tumor maligno con alta capacidad de metástasis y mortalidad originado a partir de un lunar (en la mayoría de los casos) o de piel sana. Siempre que nos encontremos ante un lunar dudoso debe realizarse extirpación del mismo para su adecuado estudio histopatológico.
LUNARES. CONTROL PREVENTIVO
El control efectivo de los lunares requiere la visita sistemática y periódica al dermatólogo. Debería ser una rutina de vigilancia de nuestra salud más, como acudir al ginecólogo o al dentista una vez al año.
En el control preventivo dermatológico de los lunares se realiza en primer lugar una revisión general de toda la superficie de la piel y en segundo lugar aquellos que llaman la atención del dermatólogó deben ser objeto de una microscopía de epiluminiscencia o dermatoscopía. Para ello, usamos un dermatoscopio (un aparato que nos permite evaluar la estructura y los componentes de cada lunar en particular y así detectar los nevus atípicos o displásicos) que nos indicará las lesiones que merece la pena extirpar y analizar para prevenir un melanoma. Explorar al paciente con un dermatoscopio ayuda a reducir el número de lesiones benignas que deben ser extirpadas (escisiones innecesarias) y mejorar el nivel de sospecha en caso de daños potencialmente peligrosos (mejora el diagnóstico precoz).
La toma de imágenes digitales que permitan la comparación puede ayudar aún más en la toma de decisiones quirúrgicas comprometidas.
LUNARES: CUANDO CONTROLARLOS
Vivimos en un país de sol y disfrutamos de numerosas actividades al aire libre.
Antes del verano, cuando aún la radiación solar no ha activado los melanocitos es el mejor momento para revisar los lunares sin que la exposición veraniega pueda dar una falsa sensación de “activación” de los nevus melanocíticos situados en zonas expuestas.
Después del verano sin embargo es la época adecuada para realizar una revisión dermatológica general no solo de los lunares (aunque también si hubieran cambiado) sino de otras lesiones dermatológicas influidas por el sol que son susceptibles de tratamiento tras el estío (lentigos actínicos, melasma, envejecimiento cutáneo) y de lesiones precancerosas y cancerosas consecuencia del daño acumulativo de la radiación solar.
En dermalicante realizamos revisiones dermatológicas integrales como parte de la rutina de vigilancia de su salud.